sábado, 14 de julio de 2012

¿Corte de digestión o hidrocución?



El tiempo parece más lento cuando esperas, incluso eterno si esperas bañarte en la playa tras el almuerzo. Desde pequeños nos han dicho que para evitar morirnos de un corte de digestión debemos esperar a terminar de digerir el alimento antes de bañarnos, o por lo menos a mi me lo decían.

Pero la digestión es el proceso por el que se transforma el alimento ingerido en sustancias más sencillas para así ser absorbidas. Por tanto, un corte de digestión únicamente implica que dejamos de digerir algo que se encuentra en dicho proceso, lo que puede terminar de dos formas:
  • La digestión se reactiva posteriormente con algunas molestias, como son la acidez y el reflujo.
  • El alimento no continua la digestión y es expulsado del estomago, vamos, que se vomita.
¿Dónde entra la muerte en esta historia? ¿Cómo voy a perder mi partida contra la entropía por darme un baño tras comer?

Lo que ocurre es que lo que temen nuestras madres, no es un corte de digestión, es una hidrocución, pero generalmente no conocen este nombre.

El ser humano, como el resto de los mamíferos, cuenta con reflejo de inmersión, que se activa cuando el rostro entra en contacto con agua fría, y le permite aguantar más tiempo bajo el agua.

Este reflejo consiste básicamente en una reducción del ritmo cardiaco (bradicardia) y una vasoconstricción periférica. Efectos que consiguen reducir el oxigeno sanguíneo que va a ser consumido por los músculos (los cuales ya utilizarán el que está almacenado en la mioglobina), reservando ese oxígeno principalmente para el cerebro y el corazón. Además al contraerse los vasos sanguíneos de la piel se reduce la perdida de calor corporal al agua.

El problema radica en que el reflejo de inmersión es más acusado mientras mayor sea la diferencia entre la temperatura corporal y la del agua, y en algunos casos puede llegar a provocar arritmias que acaben en una parada cardíaca. Y como las paradas cardiacas implican que deja de bombearse sangre, el cerebro se queda sin oxígeno.

La pérdida súbita de conocimiento o muerta directa al sumergirse en el agua es lo que se conoce como síndrome de hidrocución.

De este modo, cualquier motivo que aumente la temperatura de nuestro cuerpo, como hacer ejercicio físico intenso o exponerse al sol como lagartos para coger un precioso bronceado y puede que un cáncer de piel, puede volver peligroso entrar rápidamente en el agua fría.

¿Y que relación tiene esto con la digestión? Pues resulta que durante la digestión, el estómago realiza un trabajo considerable, por lo que requiere mucho oxigeno. Para obtenerlo se dilatan los vasos sanguíneos del aparato digestivo, lo que provoca que al cerebro le llegue menos sangre (lo que explica ese sueñecillo que entra tras las comidas copiosas). De este modo, estar realizando la digestión puede propiciar la hidrocución en el caso de que se produzca el reflejo de inmersión.

Por todo esto, he de recomendar que a la hora de darse un baño, siempre trate de reducir la diferencia de temperatura entre su cuerpo y el agua antes de sumergirse, entrando lentamente al agua, y refrescándose un rato antes en la orilla, independientemente de si acaba de comer o no.

2 comentarios:

  1. Muy interesante la entrada,no conocia ese tipo d sindrome,asi q gracias x enseñar algo nuevo q seguro desconoce mas d uno!!un.abrazoo y t seguire leyendo. AUXI

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  2. Mi más sincera felicitación por el blog. Genial el artículo. Además de enseñarnos a hablar con más propiedad (por aquello de que no se trata de un corte de digestión) se aprenden curiosidades, como el sueñecillo ese de después de comer.

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