martes, 3 de julio de 2012

Un hombre más poderoso que el monstruo de Laplace



Recientemente fui con unas amistades a un restaurante chipriota, allí, tras la cena, el dueño del local nos leyó los posos del café. El amigo que nos arrastró hasta este lugar afirma no creer en estas cosas, pero que no obstante sentía mucha curiosidad por lo que pudiera decirle aquel hombre.

La cafeomancia es el supuesto arte para predecir pasado, presente y futuro a partir de los símbolos que dejan los posos del café en una taza. El problema comienza, al igual que en otras supuestas artes para predecir el futuro, como la astrología o el tarot, en que para que se pueda leer el futuro este debería estar previamente escrito, es decir, tendría que existir un destino para cada uno de nosotros al que siempre llegaremos independientemente de las decisiones que tomemos a lo largo de nuestra vida.

La doctrina determinista es la corriente de pensamiento que sostiene que el destino es como una cadena irrompible, donde no existen sucesos azarosos, ni tampoco el libre albedrio (aunque el hombre crea tener capacidad de decidir, esto no sería más que una mera ilusión).

Laplace, un brillante astrónomo, matemático y físico, fue un firme defensor del determinismo causal. Este hombre decía que todos los fenómenos de la naturaleza, incluso las acciones humanas, ocurren como el único resultado físicamente posible de sus condiciones previas, siempre conforme a las leyes físicas universales, y por tanto podrían predecirse a partir de ellas si tuviéramos todos los datos necesarios.

Para poder comprender su idea, Laplace instaba a imaginar un demonio que conociese la posición y velocidad de todas las partículas del Universo en un momento dado, y que fuera capaz de resolver con ellas las ecuaciones de Newton aplicadas a todo el Universo. Como resultado, este demonio conocería con total exactitud el comportamiento de todo sistema integrado en el Universo en cualquier momento del futuro, así como del pasado.

Llegados a este punto, si aceptamos esta corriente filosófica, y que una persona pueda leer nuestro futuro usando la cafeomancia, debemos reconocerle un poder elevadísimo, siendo capaz de conocer detalles del futuro a partir de una cantidad desorbitadamente menor de datos que las que requeriría el demonio de Laplace para establecer esa misma predicción.

Cierto es que las predicciones a través de la cafeomancia son también desorbitadamente más vagas que las que establecería el monstruo de Laplace, como por ejemplo, con solo mirar los posos del café predijo a mi amigo que una persona que él conoce va a quedarse preñada en los próximos 6 meses, sin especificar quien, quizás una hermana o quizás la vendedora de la panadería de la esquina. Pero… ¿cuántas variables tendría que haber tenido en cuenta el demonio de Laplace para poder hacer esa aseveración?

Si solo con ver posos en una taza puede hacer tales predicciones, ¿qué podría llegar a predecir con tan solo conocer la mitad de las posiciones y velocidades de todas las partículas del Universo? ¿Estamos entonces ante una persona más poderosa que el monstruo de Laplace?

Claro, todo esto se va al garete si tenemos en cuenta que la Mecánica Cuántica admite la existencia del azar, y la teoría del caos implica que un pequeño cambio azaroso podría producir grandes variaciones en el comportamiento esperado en un futuro, de modo, que aunque no existiese el libre albedrio, y aún más si existe, el futuro no puede estar determinado.

Entonces cómo es posible que alguien pueda predecir un futuro que en realidad no está escrito… pues básicamente por las siguientes razones:

1º La gente que acude a que le lean el futuro piensa que realmente pueden revelarle su futuro, por lo que serán menos críticos con aquello que le puedan decir.

2º Las predicciones realizadas suelen ser muy inexactas, pudiendo estar abiertas a distintas interpretaciones, lo que permite que la gente encuentre conexiones donde no las hay, especialmente aquellos que son menos escépticos a estos artes.

3º La memoria es selectiva, de modo que nos acordaremos principalmente de aquello que nos llame la atención, que suelen ser aquellas predicciones que pensamos que puedan ser acertadas.

Nuestro adivino particular, además de la vaga predicción del embarazo, que le pareció muy acertada a quien nos llevó al chipriota, realizó otras predicciones sorprendentes como:
  • Predecirle a una persona que iba a trabajar con niños, siendo profesora de una especialidad como matemáticas. Posiblemente la que más se acercó, pues la chica es pedagoga.
  • Decirle a una chica que le queda un examen por hacer, predicción vista como muy acertada por esta chica, pues se ha quedado con las ganas de hacer oposiciones a profesorado en Andalucía, no obstante, podemos considerar, visto desde fuera, que la predicción es bastante vaga, el 90% de las personas que conozco de mi edad están pendientes de hacer algún examen, ya sea de la carrera, de un curso, el carnet de conducir, el inglés… sin contar que si esta chica hubiera tenido una entrevista de trabajo al día siguiente seguro que hubiera entendido que lo del examen iba por lo de la  entrevista.
  • Decir a una chica soltera que esa misma noche se pelearía con su pareja, algo que por razones obvias no pudo llegar a cumplirse.
A mí me dijo que soy complejo, que voy por el buen camino por la senda que he tomado, y que actualmente hay una mujer loca por mis huesos. Ciertamente mucha gente piensa que soy complejo, pero otras muchas piensan que no soy nada complejo, así que no sabría que decir sobre esta predicción. Sobre la senda tomada… es una predicción muy vaga, no concretó si se refiere al terreno laboral u otro, desde luego, si se refiere al terreno laboral no parece muy acertado, pues si lo fuera yo no tendría tiempo para escribir dos entradas semanales para este blog. Y con respecto a lo de la mujer loca por mis huesos… desde que se realizó la predicción no he tenido noticias de ella, desde aquí ruego que si alguna lectora se siente identificada, estando loca por mis huesos, se ponga en contacto conmigo, si esto se cumple quizás acepte como buenas las predicciones de este adivino, y lo proponga al desafío de James Randi, por el cual se ofrece un millón de dólares a aquella persona que demuestre capacidades paranormales, desafío que no ha sido nunca superado.

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