No hay buen pirata sin parche en el ojo. No obstante, y aunque más de un pirata terminaría tuerto, parece ser que el parche en el ojo era extensamente usado por los piratas para cumplir una finalidad muy distinta, el parche formaría parte de un curioso sistema de visión en condiciones de reducida iluminación… un apaño al no existir por aquella época las gafas de visión nocturna.
Cuando pasa de un lugar iluminado, a otro menos iluminado el iris de su ojo varía de tamaño abriendo la pupila, es decir, aumenta el tamaño del orificio por el que accede la luz al interior del globo ocular, de este modo deja pasar más luz a la retina, la suficiente para poder estimular los fotorreceptores de la retina y podamos ver en condiciones de menor luminosidad. En cambio, en condiciones de alta luminosidad se reduce el tamaño de la pupila para evitar que acceda al globo ocular un exceso de luz.
Pero este no es el único mecanismo que utiliza el ojo para adaptarse a los cambios en las condiciones de iluminación.
Seguro que cuando pasa de un lugar bien iluminado a uno poco iluminado, puede tardar en adaptarse a la oscuridad y poder ver bien en esas condiciones. Esta adaptación a la oscuridad más lenta se debe a un mecanismo de adaptación de la retina a la intensidad de luz.
En la retina encontramos fotorreceptores que transforman la energía lumínica en impulsos nerviosos. Para ser algo más concretos, los fotorreceptores cuentan con pigmentos fotosensibles, moléculas que cambian su estructura química al recibir un fotón de la luz, cambio que desata una cascada de reacciones que terminan provocando una transmisión nerviosa, que al llegar al cerebro permitirá la formación de imágenes.
Podemos distinguir dos tipos de fotorreceptores: Conos y bastones.
- Los conos. Estos cuentan con 3 tipos de pigmentos, cada uno de ellos tiene un máximo de sensibilidad en una longitud de onda distinta, es decir, que unos se estimulan por la luz azul (cianopsina), otros por la luz verde (cloropsina) y otro por la roja (eritropsina).
- Los bastones. Estos cuentan con un único tipo de pigmento, la rodopsina, que es estimulada principalmente por la luz verde azulada.
Los conos son mucho menos sensibles a la luz que los bastones, esto implica que los conos sólo se activan cuando los niveles de iluminación son suficientemente elevados, por tanto, cuando hay poca iluminación contamos únicamente con los bastones para poder ver. Como solo tenemos bastones de un único pigmento, cuando no hay luz suficiente como para activar los conos, no podemos ver en colores, ya sabemos por tanto por qué por la noche todos los gatos son pardos.
Ya hablé una vez sobre los colores y los conos, y hoy no vienen al caso, así que centrémonos en los bastones para hablar de la visión en condiciones de baja iluminación.
Cuando la rodopsina es expuesta a la luz, se descompone en 11-cis-retinal y opsina. Entonces la opsina interacciona con una proteína G, generando una serie de reacciones. Cuando esto mismo ocurre con varias rodopsinas del mismo fotorreceptor, entonces este manda la señal al cerebro.
Como es lógico, mientras más rodopsina tenga un mismo bastón más probable será que de la señal ante una misma cantidad de luz, es decir, mientras más pigmento tenga más sensible es el fotorreceptor.
¿Y cuando se produce este pigmento? Precisamente en condiciones de baja iluminación es cuando se regenera la rodopsina a partir de la opsina y el 11-cis-retinal. Ya que estamos, cabe indicar que el 11-cis-retinal se produce a partir de vitamina A, por eso la deficiencia de esta vitamina genera ceguera nocturna… lo que nos lleva a que las zanahorias son buenas para la vista.
Por tanto, en condiciones de alta iluminación, la rodopsina se consume y no se regenera, volviéndonos menos sensibles para así adaptarnos a las condiciones de mayor luminosidad. Mientras que en condiciones de baja luminosidad aumenta la concentración de pigmentos volviéndonos más sensibles a la luz para permitirnos ver en dichas condiciones.
¿Y que tendrá que ver todo esto con los piratas?
Imagínese que es un pirata. Aborda un barco, y comienza con su espada a luchar a vida o muerte con los tripulantes del barco abordado. Tarde o temprano tienes que acceder al interior del barco, bajo la cubierta, un sitio oscuro, puede que siguiendo algún tripulante del barco en plena pelea, o puede que simplemente para registrar la bodega. Pero en ese momento no puedes esperar a que tus ojos se adapten a la oscuridad para seguir luchando…
Parece ser que los piratas se colocaban el parche en el ojo un tiempo antes de abordar un barco, de modo que dicho ojo quedaba en condiciones de oscuridad, y por tanto, empezaba a generar rodopsina.
Cuando el pirata, durante el abordaje, tenía que bajar al interior del barco, se quitaba el parche, y como ese ojo ya estaba adaptado para ver en oscuridad, podía seguir luchando sin perder ni un segundo.
Por supuesto, el uso del parche tiene sus defectos, mientras llevas parche el campo de visión es de menor amplitud y se pierde percepción de profundidad. Pero bueno, no todo iba a ser ventajas.
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