viernes, 15 de marzo de 2013

Los ojos rojos en las fotografías


A veces ocurre, le haces una foto con flash a alguien y zas, aparece con los ojos rojos. Como en esta foto que le tomé a Sergio Sánchez Cano, director de cortometrajes malagueño, durante la presentación de uno de sus cortometrajes.

Bueno, tras las presentaciones, centrémonos.

Hace ya algún tiempo escribí contando como las cosas no son de colores, los colores son una interpretación que realiza nuestro cerebro de las longitudes de onda que se reflejan en algún cuerpo y llega a nuestros ojos. Que veamos un cuerpo de un color u otro depende de las longitudes de onda de la luz que absorbe y las que refleja.

Los ojos rojos en fotografía suceden cuando las longitudes de onda que, atravesando la pupila, salen del interior de nuestro ojo son registradas por la cámara.

Como la retina es casi transparente, la luz que sale del ojo básicamente es la que se ha reflejado en los vasos sanguíneos que irrigan la retina, por eso, se ven los ojos rojos, porque la sangre absorbe las distintas longitudes de onda salvo las que nos permiten interpretarla como de color rojo.

Ciertamente, el efecto de los ojos rojos es más exagerado en los ojos claros que en los oscuros, pues los oscuros tienen mayor pigmentación, por lo que absorben más luz, atenuándose la cantidad de luz que va a salir atravesando la pupila. Pero sean unos u otros, el interior del globo ocular se interpreta de color rojo.

Y entonces, ¿por qué en condiciones normales vemos las pupilas negras en vez de rojas?

Lo que ocurre es que debido a la forma del ojo, y sobre todo al efecto refractario (desviación de la luz) de la cornea y del cristalino, la luz que entra en el ojo se concentra en un punto de la retina, y es reflejada de forma que sale del ojo en la misma dirección pero sentido opuesto a como entró, es decir, la luz que sale del ojo lo hace en dirección a la fuente de la que provenía la luz.

Si mira su mano, la luz del ambiente que se refleja en su mano accede a su ojo, se concentra en la retina, lo que desencadena una serie de reacciones que permite que su cerebro interprete la visión de su mano. Esta luz que llega a la retina, sale reflejada de la misma hasta llegar de nuevo a la mano, donde se reflejará hacia donde sea. Si mira a una bombilla, la luz de la bombilla llega a su retina y acto seguido se refleja de nuevo hacia la bombilla.

Pero cuando mira la pupila de alguien, no le puede llegar luz del interior de esa pupila, porque si a esa pupila le está llegando luz de algún lado, la va a reflejar hacia esa misma fuente de luz, no hacia sus pupilas. Y como no nos llega ninguna longitud de onda de las pupilas ajenas, las interpretamos como negras.

Esto nos lleva de nuevo a la fotografía con los ojos rojos. ¿Por qué en ese caso si vemos los ojos rojos? Porque la fuente de luz que ilumina al ojo, el flash, está pegado al objetivo, con lo que consigue captar algo de esa luz que sale reflejada del interior ojo hacia el flash.

Por eso, uno de los métodos para evitar las fotos con ojos rojos es usar un flash separado del objetivo de la cámara. Con separar un poco el sensor de la cámara y la fuente de luz, conseguimos que el sensor no registre luz reflejada por el interior del ojo.

Otra forma de evitar este fenómeno es usar un modo de flash específico para evitar los ojos rojos. Este modo lo que hace es parpadear varias veces, así el iris reacciona reduciendo el diámetro de la pupila (tal y como ya comenté recientemente cuando os hablaba de la adaptación del ojo a la luz y los parches de los piratas), con lo que cuando toma la fotografía, la luz del flash que va a reflejarse saliendo del ojo va a ser menor y más difícilmente podrá ser recogida por el sensor aunque esté situado muy cerca del flash.

Para concluir, puede ser que haya visto alguna vez a simple vista colores distintos al negro en la pupila de algunos animales vertebrados, sobre todo al iluminarlos directamente, por lo que suele fastidiar las fotografías que les hacemos a distintos animales, entre ellos a nuestros perros y gatos. Esto es debido a que algunos animales tienen en el ojo una capa de tejido reflector de la luz, el tapetum lucidum, que puede ser de distintos colores.

Por supuesto, este tejido tiene un sentido evolutivo que no tiene nada que ver con fastidiar las fotos de nuestras mascotas. El tapetum lucidum está situado tras la retina, de modo que la luz que entra al ojo y pasa por la retina, se refleje tras esta, y vuelva a pasar nuevamente por la retina antes de salir del ojo, lo que permite que los fotorreceptores de la retina tengan el doble de posibilidades de ser estimulados, lo que dota a estos animales de una gran visión nocturna.

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